El lugar en el que el rayo se conecta con la tierra recibe el nombre de punto de encuentro y, en el momento en que esto ocurre, se produce un cortocircuito franco con lo que se genera una intensísima corriente (del orden de los ciento de miles de Ampere y con una duración de pocos microsegundos).
Por su gran temperatura, durante la trayectoria recorrida por el rayo, el aire existente en los aledaños se calienta en forma muy pronunciada, produciéndose la expansión repentina (onda de choque) que genera el estruendo que comúnmente se denomina, trueno.
Los daños ocasionados por los rayos son, en general, consecuencia de la acción de una corriente eléctrica que se genera fruto de una alta diferencia de potencial; de la repentina formación de una altísima presión (que actúa como una explosión); y de una intensa energía calorífica.
Si el rayo cae en un pararrayos (o cualquier elemento captor) el drenaje de la corriente será mucho mayor y se realizará en forma mucho más rápida y directa que si este elemento este no existiera - pero siempre que los elementos de puesta a tierra del mismo estén bien dimensionados y correctamente mantenidos.
No obstante es común observar que esto no siempre ocurre y que, entonces, en los alrededores de los sitios donde se encuentran los pararrayos pueden verificarse niveles de sobretensión no aceptables al momento que estos actúan.
Esta sobretensión opera en los circuitos eléctricos de las redes cercanas (de energía, telefónicas, de video cable, etc.) ocasionando cortocircuitos en los componentes eléctricos y electrónicos de los equipos conectados a las mismas.
Es bien conocida la intensidad de las corrientes eléctricas producidas por la caída de un rayo, tan grandes como 10 exp 5 Amperes, puede fundir y evaporar los metales en su camino a la superficie de la tierra.
El principio de la protección contra estos efectos es facilitar a dicha corriente un circuito de muy baja impedancia hacia la tierra húmeda, donde se neutralicen las cargas transportadas por las corrientes. Este circuito de escape es, por lo general, un cable de cobre de gran sección, conectado a una jabalina enterrada.
Es menos conocido otro factor importante (además de la intensidad de la corriente), cual es, la rapidez con que crece y desaparece esta corriente: di/dt.
Todo el proceso de la descarga puede ocurrir en un lapso de tiempo de 100 microsegundos. Por lo tanto esta derivada puede alcanzar valores de 10 exp 12 Amper/segundo.
Dicha velocidad de variación de la corriente genera campos eléctricos y magnéticos de alta intensidad en los alrededores de la corriente, cambiando por un breve lapso la condición de estabilidad de los equipos electrónicos. Este es el factor más importante para producir el acople entre la corriente del rayo y los equipos electrónicos, los que sufren - generalmente - sobrecorrientes, aún cuando el sistema de protección funcione correctamente.
Por su gran temperatura, durante la trayectoria recorrida por el rayo, el aire existente en los aledaños se calienta en forma muy pronunciada, produciéndose la expansión repentina (onda de choque) que genera el estruendo que comúnmente se denomina, trueno.
Los daños ocasionados por los rayos son, en general, consecuencia de la acción de una corriente eléctrica que se genera fruto de una alta diferencia de potencial; de la repentina formación de una altísima presión (que actúa como una explosión); y de una intensa energía calorífica.
Si el rayo cae en un pararrayos (o cualquier elemento captor) el drenaje de la corriente será mucho mayor y se realizará en forma mucho más rápida y directa que si este elemento este no existiera - pero siempre que los elementos de puesta a tierra del mismo estén bien dimensionados y correctamente mantenidos.
No obstante es común observar que esto no siempre ocurre y que, entonces, en los alrededores de los sitios donde se encuentran los pararrayos pueden verificarse niveles de sobretensión no aceptables al momento que estos actúan.
Esta sobretensión opera en los circuitos eléctricos de las redes cercanas (de energía, telefónicas, de video cable, etc.) ocasionando cortocircuitos en los componentes eléctricos y electrónicos de los equipos conectados a las mismas.
Es bien conocida la intensidad de las corrientes eléctricas producidas por la caída de un rayo, tan grandes como 10 exp 5 Amperes, puede fundir y evaporar los metales en su camino a la superficie de la tierra.
El principio de la protección contra estos efectos es facilitar a dicha corriente un circuito de muy baja impedancia hacia la tierra húmeda, donde se neutralicen las cargas transportadas por las corrientes. Este circuito de escape es, por lo general, un cable de cobre de gran sección, conectado a una jabalina enterrada.
Es menos conocido otro factor importante (además de la intensidad de la corriente), cual es, la rapidez con que crece y desaparece esta corriente: di/dt.
Todo el proceso de la descarga puede ocurrir en un lapso de tiempo de 100 microsegundos. Por lo tanto esta derivada puede alcanzar valores de 10 exp 12 Amper/segundo.
Dicha velocidad de variación de la corriente genera campos eléctricos y magnéticos de alta intensidad en los alrededores de la corriente, cambiando por un breve lapso la condición de estabilidad de los equipos electrónicos. Este es el factor más importante para producir el acople entre la corriente del rayo y los equipos electrónicos, los que sufren - generalmente - sobrecorrientes, aún cuando el sistema de protección funcione correctamente.
Dr. Dante Ramos (PhD) - Gerente Siniestros Xunil S.A.
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